El lunes acabó uno de los viajes más
bonitos de este año 2014. Cada vez que finaliza una buena experiencia no
puedo evitar sentirme algo triste. En Madrid he conocido a gente
increíble con la que he compartido una semana inolvidable. Lo que en
principio iba a ser un curso de inmersión en inglés de 40 horas se
ha convertido en mucho más que eso. He mejorado mi inglés hablado
gracias a los mejores profesores que cualquier alumno podría desear,
me llevo un cachito de cada uno de ellos en el corazón. Además de
inglés, me han enseñado a confiar en mí misma y a enfrentarme a
situaciones que un tiempo antes hubiera evitado. Y no todo el mérito
es de los “teachers”, ya que el grupo con el que he trabajado ha sido maravilloso, gente con quien he compartido
risas, nervios, chistes, comidas, cenas, cervezas y un larguísimo
etcétera. Sí, me da pena, pero eso significa que he sido muy muy muy feliz
durante estos días, y es con eso con lo que me quedo.
¡GRACIAS CHICOS!
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