Mar 29, 2016

me aburro

Madre tuvo un aborto la semana pasada. Mi abuelo murió en enero y desde entonces la casa está muy vacía, muy grande, muy gris. El 60% de mis amigas son de internet. Suspendí el primer examen teórico del carné de conducir. Tengo que decidir entre mudarme a Granada o a Madrid en los próximos meses y no tengo la menor idea de qué hacer. Quiero viajar y no tengo ni tiempo ni dinero. Soy adicta a comprar cosas por internet. A esperar. A escoger algo de cualquier página web y así, cuando haya olvidado ese capricho, un repartidor vestido de naranja llamará a mi puerta y me entregará un nuevo libro y me hará feliz. Porque al final es así de sencillo. Estoy esperando a un alumno en casa. Posiblemente llegue tarde. Echo de menos infinito a mis amigas de la vida que por circunstancias ahora mismo no están físicamente a mi lado, aunque algunas estén cerquísima. Ojalá alguien me lleve el sábado al concierto y pueda ponerme ese vestido tan bonito que me compré ayer. Quiero tirar tantas cosas...

Mar 8, 2016

A:

Me encanta porque X me ha devuelto todas mis cosas, pero, a parte, todas las cosas que le había regalado hasta hoy (menos un libro, creo). Me ha devuelto todas las postales que le escribí durante mi estancia en Gales, que no son pocas, incluso las que les envié a sus padres, incluso la de su cumpleaños. En fin, todas. Lo que no me ha devuelto son las incontables lágrimas que vertí sobre su pijama aquél día que, sin ser el primero ni el último, estuvo horas llamándome mentirosa porque no le conté algo que ni mucho menos tenía la obligación de hacerlo, pero él quiso hacerme creer que sí y que lo había hecho mal y que me merecía esa humillación como castigo. Me ha devuelto la camiseta que le traje de Filipinas, pero no toda la paciencia que he tenido durante este último año aguantando enfados de niño de 12 años, viviendo el caos, las subidas y las bajadas, y todo sin quejarme, callada, a la espera de "la siguiente decisión". Mea culpa por haberme quedado, está claro, pero nunca dudé que mereciera la pena. Me ha devuelto su regalo de cumpleaños. Pero se ha quedado con todos los momentos que he tenido que leer y oír que no sabía si merecía la pena YO como persona, dudando si ser mi amigo o no, dudando si "darme esa oportunidad", como si ser amiga suya fuera un regalo del cielo. Pues oye, NO. Ser amiga tuya es bastante complicado (eufemismo). Ser amiga tuya en la situación en la que estábamos suponía aguantar muchas cosas que la gente que te quiere no te hace aguantar, porque te quiere y no quiere lastimarte. Ser amiga tuya, a veces, me ha supuesto dudar de mí misma. Dudar de si realmente estaba siendo mala persona por no contarte todo lo que tú querías saber. Dudar de si realmente soy buena amiga de mis amigos. Dudar de mi sinceridad. De mi validez. De los límites. De muchas cosas que alguien que te quiere refuerza y no pone en duda.
Yo te he querido mucho y no creo haberlo hecho tan mal. De verdad, no lo creo en absoluto. De haberte querido mal o de no haberte querido hubiera huido de tu lado mucho antes y me hubiera ahorrado todo esto y todo lo demás.
Recopilando. He aguantado insultos, llamadas recurrentes, desprecios a mi persona, desconfianzas, broncas y chantajes. Las personas tenemos un tope y el mío estaba ahí. Te avisé, como siempre, de que el mío estaba cerca e igual no te lo creíste. Llegó y no supiste aceptarlo. Llegué al límite y tu no querías verlo. Te lo expliqué. No quisiste entenderlo. No pasa nada. Mis amigos me quieren feliz y sana. A la vista está que tus prioridades volvían a ser tú, tú, y después tú. Como siempre.

ANEURYSM