Oct 29, 2014

wrong Karma

Cuando te rompen el corazón por primera vez el mundo te parece feo y gris y cruel y tú ya no quieres vivir más en él. Todo se deshace enfrente de ti mientras tu no puedes mover ni una sola pestaña, todas empapadas, agua salada bajando por tu vientre, sin parar. No hay suficientes armarios en los que poder esconderse, ni suficientes brazos a los que poder abrazarte, ni siquiera suficientes sustancias que te ayuden a olvidar al malvado que se atrevió a dañarte. Vivir deja de ser una opción y empiezas a sobrevivir, como puedes, como te dejan, como puede vivir alguien con el corazón roto.
Cuando te rompen el corazón por segunda vez el golpe duele más pero es más breve. Duele más porque después del primer impacto tu corazón ya no es el de antes, tu corazón ya no se enamora con la misma facilidad y si ha escogido a alguien es porque ese alguien realmente parecía merecerlo. Parecía merecer ese riesgo, ese salto al vacío, ese abismo y todo lo demás. Parecía merecer la espera, la agonía y la impaciencia. Mi corazón y yo dimos el paso porque, ingenuos como somos y seremos siempre, no imaginábamos que no habría nada tras la puerta, ni suelo, ni muros, ni ventanas, ni siquiera una cuerda a la que poder agarrarse. Pero el golpe es más rápido, porque ya sabes lo que es vivir sin corazón, y entiendes perfectamente qué debes hacer, aunque te cueste la vida. Ahora mi corazón y yo estamos rotos de nuevo, pero tengo buenas noticias, me ha prometido que no piensa enamorarse en mucho mucho tiempo, y espero de veras que por lo menos él si cumpla sus promesas.

Oct 27, 2014

lots of things

Busqué entre los cajones y encontré muchas cosas. Al principio todas eran preciosas, con bonitas formas. Algunas incluso brillaban. A partir del cuarto cajón empecé a encontrar cacas de gato, y en el quinto había un cadáver de codorniz. Empecé a encontrar muerte en los cajones  y me asusté, aunque seguí buscando. Seguí encontrando pequeños cuerpos sin vida enterrados en suciedad y entonces ya nada brillaba. Empecé a avisar a todo el mundo de lo que me estaba ocurriendo y nadie parecía entenderlo. Estaba menstruando y la luna estaba a punto de llenarse, por lo que yo no concebía el sueño por las noches. Seguí buscando hasta que me cansé de encontrar mierda y paré. Paré para dormir, pero no pude. Paré para descansar, pero nunca descanso cuando menstrúo.


Oct 21, 2014

trust

He desorganizado toda la perspectiva. Ya no veo por dos ojos sino por cuatro. A lo largo de las mañanas me pregunto sin pausa qué hacer qué hacer qué hacer y luego paro. Llega un momento del día en el que el hemisferio norte me avisa diciéndome: -Ya vale por hoy. Casi nunca le hago caso y doy un par más de vueltas. Como cuando comes galletas de avena y dices sólo una. Sólo dos. Sólo siete. Y ya no hay galletas de avena. Me cuesta no ser extremista. Me cuesta el freno. Me cuesta infinito darme cuenta de algunas cosas y no me cuesta nada en absoluto percatarme de otras. De momento no me doy cuenta de esto. O no quiero. De lo único que me doy cuenta es del miedo. Qué hacer qué hacer qué hacer. Qué hacer cuando tiembla todo en el interior: el estómago, las vértebras, el trocito de alma puro que aún conservas. Qué hacer cuando todo a tu alrededor se vuelve menos nítido porque únicamente logras concentrar tu energía en un punto. Qué hacer cuando temes seguir corriendo. ¿Y si hay un muro? ¿Y qué si hay un muro? Me gusta el daño. 

Oct 14, 2014

wet pillow

Cuando empiezo a llorar sin razón aparente siempre me toco un pecho para ver si duele. Si duele es que estoy ovulando, entonces no le doy importancia. Cuando empiezo a notar el charco en mi almohada tras cuarenta minutos de agua salada me sorprendo yendo al baño. ¿De dónde sacará mi cuerpo tanto líquido? Tengo la nariz tapada, el calor en las mejillas y me duele el estómago. Pero no el estómago que digiere. Yo soy mujer, y (casi) siempre lloro cuando ovulo, pero no siempre sin razón aparente. Para apagar el interruptor solo necesito un abrazo. Pero aquí no hay nadie. Ni nada.
ANEURYSM