Aug 25, 2010

i won't come back

Decidí subirme al tren pese a todas las dificultades advertidas de antemano. No es un juego, me dijeron, pero yo estaba convencida de poder hacerlo, así y entonces. El primer recorrido pareció ser el más duro. Te ves sola, aunque conoces a gente estupenda tratando de ayudarte a seguir en el camino. También los hay que intentan hacerte bajar en cada una de las paradas, ignoradas todas ellas hasta el día en el que ves que te has equivocado de tren. Pero ya no hay vuelta atrás. Por fin llegas a tu destino y te das cuenta de que nada es como habías imaginado. Allí pasas por diferentes registros en los que te lo van quitando todo. Ya subiste con poca autoestima, pensando que el viaje te iba a ayudar a conseguir un tanto por ciento decente. Pues paradógicamente (o no), lo que hacen allí es dejarla a tal nivel que la seguridad en tí misma ha bajado de 5 a -100. La incomunicación con tu familia es evidente. Estás lejos. Y lo peor de todo es que nadie lo sabe. Haces "amigos". O eso es lo que crees. Porque nadie te anima a volver a casa. Al fin te das cuenta de que esto es un infierno. Pero tu quieres seguir así. Al menos ellos te entienden, cosa que en el mundo real no pasa casi nunca. Cuando superas todos los registros, ya sin ánimos, con la moral por los suelos, pálida y destruida, te propones ir a buscar un billete de vuelta. Eso es lo más difícil, porque no abundan, y tienes que recuperar esa seguridad que perdiste para saber que lo vas a conseguir.
Yo lo conseguí. Aunque no hay día en que no piense en ese infierno dulce. En ese aislamiento total. En ese estar sin estar. En esa felicidad efímera, esa falsa felicidad inexistente.
Luego me enfado conmigo misma por querer volver. No siempre hay billetes de vuelta, y es un riesgo que no vale la pena correr. Al fin y al cabo, eso no es vida, aunque parezca lo más cuando estás dentro.

2 comments:

  1. Me ha(s) llevado hasta un libro que leí hará unos cuantos años, Billete de ida y vuelta, de Gemma Lienas. Nunca merece la pena emprender un viaje que, sea cual sea su destino, pueda dañar aún más tus sentidos. Hablo por hablar porqué, lógicamente, no sé de que se habla pero, sea como sea, me alegro de que lo consiguieras. Así que a seguir aquí.


    (No puede estarme de comentarte en este también, espero que no moleste).

    ReplyDelete
  2. Seguramente saqué la metáfora del tren del mismo libro, yo también lo leí hará unos años...
    Grácias, por supuesto que no molesta!

    ReplyDelete

ANEURYSM