Nov 4, 2012

96 hours, 15 minutes


A solo cuatro días de verte me viene a la mente una conversación que tuvimos sobre la teletransportación, y me entristece. Ni siquiera leo con claridad lo que escribo. De ese momento a penas recuerdo un par de pinceladas: tu opinión y la mía. Me dijiste que lo bonito de un viaje es eso mismo, el viaje, la sensación de que has pasado de un punto a otro, el sentir que dejas un origen y llegas a un destino. Durante esas horas te preparas para lo que va a ser aterrizar en un nuevo lugar, con gente extraña y sensaciones desconocidas. No he viajado mucho y sin embargo la excitación que sientes en esos momentos previos a la llegada son indescriptibles, especialmente emotivos. Por otro lado muero por estar ahí contigo, ahora, ya. Daría muchas cosas por poder cerrar los ojos, ahorrarme todo el trayecto de mi casa a la tuya, borrar esos casi 1000 kilómetros y posicionarme tras de ti en 0'. Lo peor es que en momentos como este solo me apetece alimentar esta sensación de vacío, de agua salada llegando a mi pezón derecho, de frío en silencio y sábanas limpias. Me pondría las películas más tristes jamás rodadas, una tras otra, y me iría deshidratando, poco a poco, hasta el próximo jueves a las 18.05. Entonces empezará el ansiado ritual que me llevará hasta ti, el que ahora mismo detesto pero que tanto disfrutaré en apenas cuatro días. No imaginas CUÁNTO necesito saber que estás en la habitación de al lado, aunque no te vea, ni te hable, ni te oiga. Eso es lo que me da la tranquilidad que ahora me falta.
Me tiembla el meñique. También el corazón. Te echo mucho de menos. Muchísimo.





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